El gobierno de los peores
El régimen Ortega-Murillo enfrenta un creciente descontento social, crisis económica y desconfianza generalizada, exacerbados por el “capitalismo de amiguetes”, corrupción y una gestión política ineficaz.
El régimen Ortega-Murillo enfrenta un creciente descontento social, crisis económica y desconfianza generalizada, exacerbados por el “capitalismo de amiguetes”, corrupción y una gestión política ineficaz.
La crisis orgánica en Nicaragua, exacerbada por la dictadura Ortega-Murillo, refleja la inestabilidad socioeconómica y el enriquecimiento del gran capital, amenazando el futuro del país.
La oposición formal y el gran capital en Nicaragua enfrentan la dictadura de Ortega-Murillo sin una estrategia unificada, lo que perpetúa la corrupción y la desigualdad económica en el país.
La batalla política requiere estrategia, organización, educación y conducción táctica y estratégica para derrotar a la dictadura Ortega-Murillo. Solo así se logrará la caída del régimen.
La dictadura Ortega-Murillo persiste a través de la represión y la corrupción, mientras enfrenta un proceso de implosión social y política.
El análisis político revela cómo el autoritarismo en Nicaragua persiste debido a la corrupción, la represión y la complicidad de las elites políticas y económicas.
La implosión de la dictadura es un proceso similar a la acción de las termitas, debilitando desde dentro hasta provocar su derrumbe.
La estrategia política debe debilitar al adversario y fortalecer el movimiento popular, creando un contrapoder para alcanzar la democracia y cambiar la correlación de fuerzas.
El régimen Ortega-Murillo ha facilitado un proceso de enriquecimiento ilícito, saqueando los recursos del INSS y otros bienes públicos, exacerbando la desigualdad y deteriorando las condiciones de vida de la población.
El crecimiento económico de Nicaragua depende de exportaciones, remesas, cooperación, préstamos e inversión extranjera, concentrando el dinero en manos de la dictadura y sus aliados.