Al finalizar el año 2023 e iniciar el 2024

Todo análisis tiene un contexto, una autoría y unas implicaciones.

La población es el centro de gravedad de la política nacional. La represión indiscriminada ha provocado que las victorias tácticas de la dictadura se hayan transformado, por el efecto boomerang, una derrota estratégica para el régimen al alimentar el descontento sociopolítico lo cual ha favorecido el desarrollo del proceso de implosión. La dictadura al no utilizar el poder para promover el interés nacional del país promueve una contrarreforma integral contra la sociedad y un plan de guerra política represiva en contra de la oposición real.

Sin embargo, todo indica que los errores políticos de la dictadura (represión en contra de la iglesia católica y de la población en general) no logran contrarrestar su declive hegemónico, más bien produce catalizarlo. Hasta el momento la dictadura no concibe hacer movimientos tácticos para obtener beneficios estratégicos, salvo acciones aisladas como la liberación de los sacerdotes y obispos con son contrarrestadas por inmediatas acciones represivas como la aprobación de la reforma constitucional para “tratar de justificar” la ley que permite quitar la nacionalidad a sus adversarios políticos. La dictadura ha renunciado al sistema de equilibrio sociopolítico o de la restauración del equilibrio de poder, prefiriendo ejercer sólo el abuso de poder o el ejercicio de una voluntad autoritaria y aberrante.

En política es cosa peligrosa querer ser un Maquiavelo. Sin embargo, es cosa desastrosa querer ser un Maquiavelo sin tener firmeza moral y sin principios básicos. El verdadero impacto negativo de la dictadura en la población no consiste sólo en cometer crímenes de lesa humanidad, sino de querer establecer un nuevo modelo para hacerlo con impunidad. Al mismo tiempo, Ortega actúa como un “gobernante” a destiempo, que desconoce cuán lejos ha quedado el ambiente político de los años 80 del siglo pasado.

La euforia que despertó de la revolución social ha sido reemplazada por sus políticas socioeconómicas neoliberales y por la represión política generalizada. Los mensajes de Ortega-Murillo están desencajados del actual escenario nacional e internacional. Ese despiste ya tiene severas consecuencias, a nivel internacional y regional, dentro de los sectores progresistas y democráticos alimentando su aislamiento. El principal obstáculo que afronta la agresión de Ortega-Murillo es el creciente rechazo popular. El fracaso del intento de doblegar y someter al pueblo nicaragüense atormenta a la dictadura.

La pulseada se expresó en las manifestaciones de júbilo por el triunfo de la señorita Palacios como Miss Universos 2023, lo que demostró el fracaso de la política de intimidación de los últimos cinco años (2018 al 2023), manifestaciones que reunieron una respetable concurrencia, aglutinó un significativo número de autoconvocados y paralizó a los órganos represivos. Despertó además a los medios internacionales sobre la situación de Nicaragua. Fue un retrato de la dinámica de un posible “cisne negro” que puede socavar los pilares de sostenimiento de la dictadura. Las expresiones de júbilo indicaron que la resistencia y el descontento social sigue vigente, aunque se encuentre en reflujo; esas expresiones sociales tuvieron lugar en diferentes ciudades y su amplitud hicieron evidente las limitaciones del protocolo represivo. El gesto de simpatía de algunos sacerdotes hacia sectores populares provocó que el régimen elevará la represión en contra la iglesia católica.

Si la sociedad no quiere ser vencida y dominada por la creciente represión que la acecha, debe aprender a combatirla. El dilema consiste entonces, si se repliegan las fuerzas de la sociedad civil o cualquier otra forma de resistencia social, confrontarán la sumisión y en extremo la cárcel, por lo tanto, es necesario la creación de una coalición opositora para poder crear un contrapoder para resistir.

Sin embargo, hasta la fecha, prevalece la desunión de cara a la emergencia política de derrocar/derrotar a la dictadura. El reto de la oposición real es que tiene que dar el paso que permita la agrupación de todas sus expresiones e iniciar la construcción de una estrategia que permita crear un contrapoder. Actualmente se vive una gran contradicción: mientras la población está apegada a favor de una coalición con visión estratégica, los estados mayores de los liderazgos políticos actuales están de espaldas unos contra otros.

Al finalizar el año 2023 puede registrarse los siguientes elementos de la política económica, social y política que implementa la dictadura Ortega-Murillo.

  1. El estado de los derechos humanos y constitucionales (políticos, sociales, económicos, culturales, morales, religiosos, etcétera) colapsó en Nicaragua, sustancialmente cuando el régimen no protege todos los derechos y, aún más, ni la vida ni la integridad de los ciudadanos. Se ha implantado un régimen de excepción de facto que permite las detenciones sin orden judicial, se eliminan controles administrativos para el uso de los fondos públicos, se incrementó de los delitos y la ascendencia/influencia de las mafias. Las condiciones que se han creado en torno al “crimen organizado” en el poder se han ido extendiendo y profundizando en todos los frentes en los que operan. Cuentan con la cobertura de los medios oficialistas y el sostén de las fuerzas policiales y paramilitares.
  2. Nicaragua es el país más violento de Latinoamérica, de acuerdo, con los niveles de represión alcanzados en contra de la población. La represión no ocurre únicamente por la economía irregular, semiilegal y abiertamente ilegal. Sino porque el mercado ilícito se desarrolla abiertamente en el mercado formal y se alimentan de él, también de actores convencionales posicionados en cargos claves (aduana, intermediación financiera, migración, sistema judicial, policía, ejército comercio exterior, un largo etcétera). La situación del país es en extremo delicada y las acciones de las mafias (por el pacto de los corruptos en el poder) son pasmosas, indicativas del poder que tienen y de la impunidad con la que operan.
  3. La corrupción está estrechamente interrelacionada, se extiende, se ramifican y se combinan con otros factores que alientan la desintegración social, la persistencia de la pobreza y de la desigualdad social; componentes que inciden en las políticas públicas, en la distribución de los recursos y de la riqueza, en las concesiones mineras y en la configuración de los ámbitos de lo público y de lo privado.
  4. La política salarial implementada ha sido en detrimento de los trabajadores, de los pensionados y de los asalariados en general. En el 2023, el incremento salarial ha sido entre el 2 y 5 por ciento mientras que el incremento de la canasta básica fue del 22 por ciento. En noviembre 2023, el costo de la canasta básica total de 53 productos alcanzó el valor de C$ 19,532.17 córdobas (equivalente a US$ 534 dólares), mientras que el promedio de las pensiones ordinarias es de US$ 171.8 dólares. 
  5. El poder adquisitivo de los trabajadores, que se ha erosionado entre el 2007 al 2023, por las políticas económicas neoliberales implementadas por el régimen, en alianza con el gran capital, alegando que pagar salarios acordes con el costo de la canasta básica favorecería los desequilibrios macroeconómicos graves, el primero sería un efecto inflacionario. La verdad es que los salarios han sido dinamitados en términos reales con el objetivo de atraer la inversión, tanto extranjera como nacional, mediante el sacrificio de los trabajadores formales como informales. Es decir, los trabajadores se fueron convirtiendo más pobres año con año al disminuir su capacidad adquisitiva de la canasta básica.
  6. Se ha producido un incremento de: la pobreza, la desigualdad y la vulnerabilidad como consecuencia de las políticas socioeconómicas, por la reducción de los beneficiosos sociales y por el incremento del déficit habitacional y el hacinamiento. Por ejemplo, entre 2007 al 2023 se han construido 140 viviendas mientras que el déficit es de más de un millón. Es decir, muy poca oferta de viviendas de interés social para los trabajadores y población en general. Todo ello producto de la caída de la inversión social. El crecimiento económico sigue siendo muy por debajo de las necesidades de crecimiento del país.
  7. La concentración de la riqueza ha seguido su curso favoreciendo principalmente a la cúpula política de la dictadura, a sus allegados y al capital financiero. La concentración de la riqueza es nociva no solamente por razones éticas. El crecimiento de la concentración de la riqueza creció a un ritmo mayor que la riqueza de población en general. También resulta incontrovertible que la actual distribución de la riqueza es una de las causas que el crecimiento económico del país no alcance sus niveles potenciales.
  8. El desastre del sistema de salud se ilustra, pero no se agota, en la experiencia negacionista de la pandemia del coronavirus y el dengue.
  9. La deterioración del sistema nacional de educación que se tradujo en el deterioro de la calidad, en el cierre/confiscación de universidades, en el deterioro de físico de las instalaciones educativas y en el aumento del analfabetismo funcional.
  10. La metástasis social de la represión se expresa, también, en la persecución al libre pensamiento, en la supresión de la libertad de cátedra, en el cierre y confiscación de los medios de comunicación independientes y en el cierre/confiscación de miles de ONG (Organizaciones No Gubernamentales), en la persecución a los periodistas e intelectuales y en la migración de centenares de miles de jóvenes y personas económicamente activas.
  11. En paralelo, Murillo insulta cada vez más. No soporta que a pesar de su política represiva no le ha permitido desarticular el descontento social y poder hacer realidad la sucesión dinástica con tranquilidad. Los insultos se convirtieron en mentiras disparatadas, en diatribas delirantes, en invectivas mendaces cotidianas. Ha tenido que echar mano de ideaciones locas que fueron volviéndose repetitivas. Se ha percatado de que no son los dueños de Nicaragua ni de los nicaragüenses. Por eso no ha parado de hablar con tantas diatribas. El pueblo llano, dicharachero, les ha ganado la partida: insoportable para la dictadura. Por eso después de las expresiones de júbilo de noviembre 2023 por el triunfo de una nicaragüense como “Miss Universo 2023” ha arreciado la represión en contra el poder fáctico de la iglesia católica con el objetivo de desarticular a la población insumisa.
  12. Represión, liquidación, supresión, cierre, cooptación de gremios, sindicatos iglesias, y organizaciones sociales en todo el país, lo que ha producido una sociedad aparentemente estancada, desinteresada de su entorno y volcada hacia adentro. Se puede decir que la sociedad nicaragüense está en barbecho (sistema de cultivo que consiste en dejar de sembrar la tierra para que se regenere desde su interior) o en una fase silenciosa de acumulación de fuerzas. Es decir, la sociedad se encuentra entre el viejo orden dictatorial que termina de fenecer y la lucha por la democracia que no termina de nacer; al mismo tiempo, estamos en un período/etapa en el que se desarrolla el proceso de implosión de la dictadura.
  13. Las remesas representan el 26.1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Es decir, las remesas representan un alto porcentaje en relación al tamaño de la economía. Las remesas contribuyen a moderar el diferencial entre el producto per cápita e ingreso y, por otro lado, indica que el país es un expulsor de capital humano al exterior.
  14. La proporción de personas en pobreza o pobreza extrema, es decir, cuyo poder adquisitivo no les permite comprar una Canasta Básica Alimentaria (CBA) se estancó gracias a las remesas (programa social de pobre a pobre, del pobre que emigró al pobre que se queda); por ejemplo, a pesar del incremento de precios de los productos de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) que alcanzó la cifra de C$ 13,870.80 córdobas en noviembre de 2023 (equivalente US$ a 379.30 dólares), los trabajadores formales solo pueden adquirir el 52 por ciento de la CBA, ya que el salario mínimo es de US$ 213 dólares la pobreza extrema no se incrementó. Este estancamiento de las personas en pobreza o pobreza extrema no ocurrió por un incremento de los salarios, ni por la reducción del desempleo, ni por la mejor distribución de la riqueza. No son los salarios mínimos los que han tenido ni tienen un papel en el mejoramiento adquisitivo relativo de los estratos más desfavorecidos. Por consecuente, a raíz de la persistencia de amplias franjas de pobreza, la desigualdad social agudizada y la represión indiscriminada, los flujos migratorios no cesarán en el 2024, al tiempo que se han ido recrudecido las actitudes neofascistas y las políticas represivas.
  15. Con una Asamblea Nacional inoperante, con una oposición desorientada sin estrategia, con un poder ejecutivo atrapado en la lógica represiva sin visión de nación y sin espacio para la reflexión y deliberación, el país se ha transformado la nación más atrasada de Centroamérica. Mientras tanto, los conflictos sociales se mantienen, se pudren ante la indiferencia, la incompetencia e inoperancia de la dictadura la fragiliza. Estamos ante un régimen que hace agua por su incapacidad de gestión.

Nicaragua afronta un grave problema

Nicaragua afronta un grave problema: el éxodo de trabajadores del país. Entre el 2018-2023, tras la represión indiscriminada cerca de 700 mil nicaragüenses cruzaron la frontera en busca de trabajo y/o evitando la represión, lo que esto supuso una pérdida en términos de capital humano para la economía. El dato exacto del coste económico no lo podemos calcular, pero la fuga de trabajadores condiciona la recuperación de un tejido productivo falto de personal disponible y calificado que tensiona el sistema de pensiones, acelerando el envejecimiento de la población. Los jóvenes entre 14 y 35 años ha reducido su peso mientras que el de adultos mayores ha aumentado.

El otro frente abierto es el de las vacantes por cubrir en determinados sectores (el corte de café, por ejemplo). El problema se agudizó, por un lado, no hay suficientes profesionales calificados para cubrir puestos para cubrir perfiles más técnicos como ingenieros o médicos. Y, por otro lado, persiste la realidad que los salarios no cubren la posibilidad de satisfacer el costo de una canasta básica.

Aunque no existe un estudio/análisis que mida el valor del capital humano que ha emigrado ni el amplio volumen pierde la economía, lo que no hay lugar a duda es que el país pierde una mano de obra que no puede reponer. La marcha de personas a otros países en busca de trabajo, de los cuales casi el 80 por ciento se encuentran en edad de trabajar, es preocupante, especialmente, si el vacío que deja afecta la potencialidad económica del país, teniendo en cuenta que el capital humano representa la riqueza total de un país.

Todo lo anterior no tiene precio y se produce en medio de una violencia institucionalizada en todo el país, con costos inerrables en pérdidas de capital humano, con un sistema de partidos colapsado, el desprestigio de las instituciones (Corte Suprema de Justicia, Consejo Supremo Electoral, Asamblea Nacional, Ejército, Policía Fiscalía, etcétera). Todo lo anterior se expresa en la fragilidad de la dictadura que para mantenerse en el poder recurre a la persecución y represión indiscriminada a los funcionarios del Estado.

La dictadura Ortega-Murillo desoye a la opinión pública internacional y se empecina en mantener la represión cueste lo que cueste, amparado en la certeza de que pase lo que pase, los poderes fácticos internos estarán a su lado y que los poderes fácticos externos no van a incrementar las sanciones ni bloquearán los préstamos de los organismos financieros internacionales. Mientras tanto, la dictadura se muestra inflexible y jura mantener la represión el tiempo que sea necesario con tal de permanecer en el poder.

Los poderes fácticos externos

La dictadura Ortega-Murillo sabe que Estados Unidos (EEUU) y la Unión Europea (UE) no van a incrementar las sanciones por muy brutales que sean sus actos. Los poderes fácticos externos juegan un papel ambiguo ante los crímenes del régimen y que cuesta muy caro a la población nicaragüense en términos sociales, políticos, económicos, psicológicos, culturales y éticos. La dictadura ha utilizado a su favor esta ambigüedad manifestada por los poderes fácticos externos para mantener su política represiva. Al mismo tiempo, el régimen propicia un acercamiento con China y Rusia aprovechando la alicaída primacía de Estados Unidos.

Por otro lado, la oposición olvida que los poderes fácticos externos (EEUU y UE) otorgan y retacean auxilios en función de las circunstancias internacionales de mayor peso. Por esa razón, la guerra de Ucrania y la crisis en el Medio Oriente juegan a favor de la dictadura ya que sitúa a la crisis sociopolítica de Nicaragua en un lugar no prioritario a sus intereses. Todo ello a pesar de que son conscientes que el régimen libera a los sacerdotes, pero mantiene la persecución a la Iglesia católica y la población en general.

La realidad es que Ortega sabe perfectamente que, a la vista de cómo ha ejercido el poder, cualquier alternativa distinta a morir en el trono es bastante peligrosa para él, es la estrategia de “el poder o la muerte”. Por lo tanto, seguirá aferrado a él con todos medios hasta donde pueda. Y es probable que, al menos en el corto plazo, lo consiga. Ortega ha aplastado sistemáticamente cualquier atisbo de oposición real en todos los niveles. Asesinatos, encarcelamientos, exilios, control férreo de los medios de comunicación, cierre de universidades, ONG, persecución religiosa, etcétera; han sido los medios utilizados para permanecer el poder.

El futuro democrático de Nicaragua depende del que se pueda fracturar los pilares de sustentación de la dictadura. Nicaragua está pagando un alto precio por esta criminal dictadura. Los costos sociales son enormes con cientos de miles que han abandonado el país por el incremento del desempleo, la pobreza, la desigualdad y la represión. El precio económico es incalculable al sumarle la corrupción, la ineficiencia y el derroche. Ortega ha logrado sobreponerse a esas vicisitudes reprimiendo, absorbiendo el choque económico gracias al apoyo de los organismos financieros internacionales (FMI, BID, BM, BCIE), el apoyo político de Rusia y China, anestesiando el malestar social por medio de la represión indiscriminada, el silencio cómplice del gran capital y doble rasero de la Unión Europea y Estados Unidos que condenan y no aplican las sanciones que aprueban.

La oposición entre rejas y exilio

Con la oposición real entre rejas y exilio, con la complicidad abierta y/o encubierta de los poderes fácticos internos y externos Ortega permanece en el poder, a pesar de la fragilidad manifiesta que solamente lo apoyan entre un 10 al 13 por ciento de la población. Sus índices de popularidad ya no son los mismos después del 2018, su apoyo descendió después del tsunami social de abril del 2018 lo que demuestra que su poder tiene grietas. Sin embargo, mantiene el control del aparato estatal acompañado de la ausencia de un contrapoder que acelere más el proceso de implosión del régimen.

Cada día más el régimen confrontativo toma conciencia de que el proceso de implosión avanza lo obliga a disparar la bala/discurso nacionalista para desactivar las fuerzas centrípetas y recuperar su base social. Es un arma para intentar cohesionar a sus simpatizantes y deslegitimar/debilitar a la oposición real. Sin embargo, crece la distancia entre la dictadura y el pueblo que está sumido en las más espantosas penurias y atraso, ya que alrededor del 70 por ciento de los nicaragüenses solo puede hacer, en el mejor de los casos, dos comidas al día.

Ortega practica lo que en Francia se llama la “lengua de madera”, la costumbre de los políticos tradicionales de hablar con fórmulas o frases huecas para decir nada concreto o irrelevante. La narrativa orteguista trata de encubrir todo tipo de crímenes de lesa humanidad, violaciones atroces de derechos humanos, violencia directa contra la población (torturas, extorsión, confiscación/robo de propiedades, eliminación de la nacionalidad, etcétera) con palabras vacías e insustanciales, también trata de disfrazar la despiadada persecución a la iglesia católica.

En su desesperado intento por mantenerse en el poder, no hay nadie más interesado que el principal círculo de poder en prolongar la represión en contra de todo y de todos. Por otro lado, Ortega quiere dejar atrás su condición paria internacional y ser reconocido como un líder regional. También desea resolver los problemas de las fracciones internas del orteguismo y desbaratar a la oposición real. El balance cosechado le permite al régimen, por ahora, mantenerse a flote, a pesar del proceso de implosión, y dotarse de potentes bazas de retorsión. Pero, aun así, hoy no está más cerca de su último y estratégico objetivo (asegurar la sucesión dinástica) y sabe que, más allá de su discurso confrontativo contra la iglesia y de la población, una escalada represiva sin límite sería su ruina.

En definitiva, Ortega-Murillo quieren avasallar y desarticular a los opositores reales, pero no dispone de los medios necesarios para lograrlo. Por el momento, apuestan por “el cuanto peor, mejor” pensando que esa táctica les permite sacar una ganancia política definitiva. Sueñan que con la represión siguen ganando y se dedican a atizar el fuego, confiando que el viento político cambia de rumbo y sople a su favor para contrarrestar el proceso de implosión en desarrollo.

Un aliado de la dictadura ha sido los partidos zancudos cuyos dirigentes oportunistas tienen una falta de integridad moral, ya que priorizan sus intereses particulares por encima de cualquier otra cosa, como la ética o bienestar colectivo.

Coalición y construcción del contrapoder

Cuando un proyecto político carece de principios claros y bien establecidos, el oportunismo político encuentra el caldo de cultivo ideal para dar rienda suelta a sus impulsos más deplorables: corrupción, enriquecimiento ilícito, represión, etcétera. Es decir, cuando un programa político no tiene claridad ni establece ni tácticas ni estrategia el oportunismo se vuelve una plaga prácticamente imposible de erradicar. Por otro lado, cuando existe extrema rigidez en la práctica política lleva al sectarismo y por tanto a la inoperancia y a la proliferación del oportunismo.

Se debe dar un paso firme hacia la agrupación de una coalición e iniciar la construcción de un contrapoder. Estamos viviendo una contradicción: mientras que la gran mayoría de la población demuestra su alejamiento de las políticas de la dictadura y son favorables a la unidad de la oposición real para combatirla, los estados mayores de las diferentes plataformas dizque opositoras están de espaldas unas contra otras sin ninguna estrategia para derrotar/derrocar a la dictadura.

Mientras que la dictadura no da respuesta a la crisis sociopolítica y no logra contrarrestar el desarrollo del proceso de implosión, el liderazgo político está como petrificado. Es decir, a pesar de la fragilidad del régimen, a pesar de la pérdida de su brújula estratégica de la dictadura y a pesar de la ventaja de fondo que facilita la implosión, el actual liderazgo opositor está lejos de estar a la altura del momento político. Liderazgo que ha sido incapaz de hacer un balance de su accionar político entre el 2018-2023 ni de elaborar una estrategia de lucha. Mantiene la misma lógica táctica y estrategia política, repiten los mismos errores y sostienen las mismas ilusiones cometidas en el diálogo del 2018, en el diálogo de marzo del 2019 y en la creencia de unas elecciones en el 2021.

Como demuestran las encuestas, la desunión no permite que el actual liderazgo logre capitalizar el descontento social y el proceso de implosión a su favor por la falta de una estrategia que tome en cuente un balance de su accionar en los últimos años. La falta de una coalición nos demuestra que los estados mayores de las diversas plataformas opositoras han debido de enloquecer al creer que manteniendo la desunión, sin establecer las lecciones aprendidas y sin una estrategia es la mejor fórmula para derrocar a la dictadura.

La derrota de la dictadura depende ante todo de la resistencia social y en segundo término de las contradicciones que genera el plan orteguista en las clases dominantes y en la población en general. Sin estrategia por parte de la oposición esas tensiones quedarán acotadas, porque la dictadura busca como demoler las redes democráticas. Existe la posibilidad de una implosión, ante una dictadura embarcada en consumar una sucesión dinástica que irrita al grueso de la población, pero sin una estrategia que sepa capitalizar las contradicciones que genera la dictadura puede superar la crisis.

La estrategia política

La estrategia política debe ser “agrupar al máximo de organizaciones, componentes y personalidades” que realmente quieran construir algo estructurante para que las diversidades de los componentes opositores tengan la impresión ha ganado el funcionamiento colectivo. Hay que estar claros que la dictadura busca imponer una remodelación total de sociedad aprovechando el estupor, la pasividad y la falta de estrategia de los estados mayores de las distintas plataformas opositoras.

La futura coalición opositora no puede descansar solo en los hombros de unos cuantos líderes: autoconvocados, jóvenes, mujeres, ecologistas, adultos mayores y población en general deben ser tomados en cuentas en sus reivindicaciones inmediatas, ya que hasta la fecha se sienten huérfanas. El “big bang” o el “cisne negro” puede provenir de la voluntad de acelerar la implosión de la dictadura. Ese es el reto que tenemos, trabajar en el cómo acelerar el trabajo de las termitas o comejenes sociales para fracturar los pilares de sostenimiento de la dictadura.

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