Nicaragua: crisis secundaria, crisis verdadera
Las calles y plazas reflejan los conflictos sociales y políticos. La represión de la dictadura busca mantener invisibles las demandas de los excluidos, mientras el deterioro social se agrava.
Las calles y plazas reflejan los conflictos sociales y políticos. La represión de la dictadura busca mantener invisibles las demandas de los excluidos, mientras el deterioro social se agrava.
La represión de Ortega busca aniquilar la disidencia y consolidar una sucesión dinástica, utilizando el miedo y la violencia para mantenerse en el poder.
El régimen Ortega-Murillo ha fomentado la corrupción y el enriquecimiento ilícito, creando una alianza con el gran capital y reprimiendo a la población para mantener el poder.
La estrategia del gradualismo político híbrido implica usar diversas tácticas de poder, desde la represión hasta la manipulación, para mantener el control y la hegemonía.
El análisis del 2023 en Nicaragua revela un régimen en declive, marcado por la represión, corrupción, y una crisis socioeconómica creciente, alimentando el proceso de implosión y la resistencia popular.
La implosión del régimen se desarrolla gradualmente, alimentada por la represión y la falta de libertades. La estrategia debe centrarse en debilitar los pilares de la dictadura, aprovechando sus errores y fomentando las «termitas» que socavan su base.
La dictadura de Nicaragua enfrenta un creciente descontento social y una implosión sociopolítica lenta, mientras intenta mantener el control mediante la represión y la manipulación, ignorando los cambios subterráneos que la debilitan.
La dictadura Ortega-Murillo utiliza falsedades para permanecer en el poder, mostrando su debilidad y descomposición interna.
La represión del régimen busca infundir terror, mientras la implosión avanza. Ortega no distingue entre realidad y mentiras, creando un peligroso caldo de cultivo.
La dictadura Ortega-Murillo se sostiene con represión y corrupción. La estrategia es fragilizar sus pilares para facilitar su caída.