El estado inflamable del país, nos invita a explorar el pasado, entender el presente y, con suerte, vislumbrar el futuro.
El hecho real concreto es que la estrategia de “salida al suave” electoral se puede establecer entre los poderes fácticos de las elites como la solución a la crisis sociopolítica; pensamos que la estrategia alternativa real es que la caída de la dictadura se va a producir por una implosión endógena más que algo propiciado desde el exterior. Una implosión endógena es producto de las tensiones al interior de su propia base social por el deterioro general del país más que por el tipo de las sanciones internacionales que se puedan dar; es evidentemente que las sanciones ayudan al desarrollo de la implosión interna de la dictadura, pero las sanciones no botan gobiernos.
¿Qué es la implosión endógena?
La implosión endógena será posible por la incapacidad de la dictadura de generar progreso tecnológico, la incapacidad de innovación, generación de riqueza distributiva o mayor competitividad de los productos nicaragüenses. Hay otros factores que favorecen la implosión endógena como la corrupción que tiene repercusiones en la psiquis de todos los ciudadanos por los niveles alcanzados, así como las torturas, desaparición forzada de personas y los delitos cometidos en la administración de justicia por jueces y magistrados. Obviamente que las acciones de la oposición también tendrán mucho que ver si se establece una estrategia de socavar, minar, debilitar, fragmentar los pilares que sostienen a la dictadura.
Es decir, la implosión endógena será producto de una concatenación de factores de distintas causas e interdependientes que explican el proceso de implosión interna en desarrollo. La implosión será producto de un proceso de degradación que ha ido minando, poco a poco, los pilares que soportan a la dictadura: ejército, policía, gran capital, poder judicial, funcionarios del estado central y municipal y su base social que cometen abusos en detrimento de los ciudadanos.
Muchos simpatizantes, funcionarios medios, base social del orteguismo se sienten desorientados por el incremento de la política represiva en contra de los sacerdotes y obispos. Interiormente desgarrados, algunos se someten. Otros, desesperados y desorientados abandonan calladamente al orteguismo, prefieren emigrar. Las creencias y los ideales del sandinismo histórico son desmentidos por los hechos concretos lo que acelera la implosión endógena de su base social que se reclama de la revolución de 1979.
Oligarcas, altos militares, comisionados policiales, políticos comparsas, militantes de base orteguistas, cada uno juega su papel. La clase dominante ha cedido el poder político a Ortega, ya que con él han encontrado identidad en los negocios en común. El gran empresariado se hizo voluntariamente funcional a la estrategia de Ortega que tiene dos objetivos principales: asegurar internamente el poder político absoluto y utilizarla como peón clave de cara al escenario internacional.
El modelo consensuado
El modelo económico consensuado, entre las elites empresariales y políticas, se podría resumir en: primarización, extranjerización y concentración. Es decir, potenciar el modelo agro-exportador con epicentro en la palma africana, la caña y el maní, se mantiene la matriz exportadora. La extranjerización se desarrolló a través de las concesiones territoriales a empresas extranjeras para la explotación de las minas de oro y plata. Todo lo anterior facilita el proceso de concentración de la riqueza que se ha incrementado en los últimos años.
La dictadura Ortega-Murillo va contra todos, tantearon a la cúpula de Iglesia católica reprimiendo al obispo Álvarez y la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) no reaccionó; encarcelaron a diez sacerdotes y la CEN tampoco protestó¨; cerraron las radios católicas y la CEN sigue en silencio. Sin embargo, las represiones en contra de la Iglesia católica sí tuvo repercusión entre la feligresía católica, lo cual alimenta el desarrollo de la implosión endógena del régimen.
La dictadura está vigente, pero se encuentra política y socialmente fragmentada, los sectores más desposeídos, los sectores medios y medios altos han roto con el orteguismo. Las encuestas de opinión demuestran que la crisis del estallido de abril de 2018 no ha sido superada y la dictadura no puede hacer los cambios necesarios sin poner en riesgo su permanencia en el poder. En el corto y mediano plazo, eso significa que la implosión endógena sigue desarrollándose. Sea cual que sea la crisis actual, sus constantes vitales de la dictadura están maltrechas como lo demuestran las últimas encuestas de opinión.
Ortega pasó de ser un líder de la revolución de 1979 a constituirse en el imaginario nicaragüense como él que arruinó al país a base de desconocer todos los derechos humanos y permitir la corrupción de los miembros de todos los miembros de los distintos anillos de poder. Ahora, la corrupción no sólo está arriba, la corrupción también está abajo, en la base social orteguista. Elementos que coadyuvan la implosión endógena.
Hay que entender que la implosión endógena es un proceso gradual que hay que alimentar cotidianamente, es decir, que puede ser acelerada por un hecho sea político, económico o de otra índole equivalente a un “cisne negro” que carcoma los pilares de la dictadura. La debilidad de Ortega es que sigue pensando que manteniendo la represión se garantiza el inmovilismo de los ciudadanos al mantener a la oposición con la cabeza debajo del agua, pero este pueblo es mucho más complejo y diverso que no puede ser sometido siempre por métodos represivos.
El gran juego político
Cuando se produjo el estallido de abril de 2018 muchos miembros de los poderes fácticos dijeron “no lo vimos venir”. Sería un error pasar ahora al “aquí no pasa nada”, no darse cuenta que hay un proceso de implosión endógena en desarrollo. Sin embargo, todo parece indicar que los poderes fácticos de las elites no son conscientes de las actuales condiciones sociopolíticas y económicas permiten prever un “cisne negro” (un hecho inesperado) que permita la caída de la dictadura. Sería un error interpretar que el 72% de la población, según la última encuesta de Cid-Gallup, no se sienta representada en las diversas tendencias de la oposición como un apoyo a la dictadura.
La estrategia represiva de la dictadura “vamos con todo”, tiene el objetivo de forzar una negociación con los poderes fácticos externos (EEUU) e internos (Iglesia católica + gran capital), con el plan de obtener la garantía de que puedan permanecer en el poder hasta el 2026; es decir, que los poderes fácticos internos y externos acepten el actual “status quo” que le permitan construir una dictadura dinástica. Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio cómplice y/o aceptación de la gente buena o inocente.
Nicaragua lleva muchos años fragmentada (2018-2022) y tiene muchos problemas no resueltos: migratorio, narcotráfico, seguridad ciudadana, desempleo, pobreza, corrupción, nepotismo, derechos humanos, inseguridad alimentaria, etcétera. Es pronto para saber si estamos en una situación similar a la de 2018 o no. Uno puede decir que ahora el cuadro político es distinto, pero hay que estar atento al incremento de la descomposición interna del régimen, y no hay que tentar a la suerte.
Es decir, estamos de frente a un “gran juego político”. Los poderes fácticos aceptan la permanencia de Ortega en el poder hasta el 2026 y dejan de aplicar sanciones o aminoran las sanciones actuales; a cambio, Ortega disminuye los niveles de represión, libera a presos políticos, permite el regreso de los exiliados y acepta una cierta libertad de movimiento y de expresión.
Hay que estar “ojo al cristo” en lo que se está cocinando debajo de la mesa, en lo oscurito. Porque lo que está juego es si la permanencia de la dictadura es compatible sin los derechos humanos, permitiendo una cierta estabilidad para recuperar los niveles de crecimiento de la economía, lo que se está “cocinando” un nuevo “pacto de los de arriba”. El reto es organizar a la gran mayoría de los ciudadanos que rechazan la dictadura y crear un contrapoder para socavar los pilares de la dictadura que facilite su implosión endógena.
¿Cómo se produce la implosión endógena?
En los últimos años hemos conocido los tics fascistoides de la dictadura. Los encarcelamientos que van desde un joven que cometió el grave delito de “enarbolar la bandera” de Nicaragua hasta que una joven que fue apresada “por quebrantar la paz” tras participar en una conferencia en un hotel. La estrategia orteguista siempre ha sido silenciar las voces tanto en los medios como las protestas en la calle. La dictadura, con hechos, nos demuestra de manera cotidiana su carácter fascistoide, represivo, autoritario y flagrantemente antidemocrático. Que no nos canten ni bailen más sobre la tumba de nuestra libertad.
El INIDE indica que el costo de la canasta básica, a finales del mes de agosto, alcanzó el monto de C$ 18,000.54 córdobas, lo que significa que los trabajadores formales, los funcionarios medios del Estado central y las alcaldías, los pensionados del Seguro Social y los trabajadores viven en “pobreza laboral”. Es decir, no tienen capacidad de comprar una canasta básica y viven en un proceso de empobrecimiento y descontento social que se refleja en el 85% de la población que dice que el país va por el camino equivocado. Este es otro factor que facilita el proceso de implosión endógena de la dictadura.
Lo que estamos viviendo en estos meses son manifestaciones del desarrollo de algunos factores del proceso de la implosión endógena de la dictadura. Para acelerar su implosión interna la estrategia de oposición debiera de ser la formación una amplia coalición que, sin duda, pillaría con el pie cambiado a la dictadura, que ya se encuentra con bastantes problemas.
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