La permanencia de Ortega en el poder

La permanencia de Ortega en el poder debe ser evaluado en función del afianzamiento del “capitalismo de amiguetes” y la transformación de la nomenclatura, los principales círculos de poder, en una nueva oligarquía millonaria. El proyecto orteguista es efectivamente sostenido por los sectores de la nomenclatura que se alimentan de la corrupción, de la pobreza laboral de los trabajadores, reprime al movimiento social, ilegaliza a las ONG`s y a través de la represión perpetúan las desigualdades y la pobreza. Pero ese rumbo es resentido por los sectores que proponen la modernización del país.

Entre el 2018 al 2022, es evidente que la dictadura se mantiene en el poder, con el beneplácito de sectores del gran capital y el sostenimiento de los patrones de ganancia y explotación (bajos salarios), bajo un modelo político al servicio de la clase dominante. Ortega no solo apoya las leyes que benefician a la clase dominante en detrimento de los asalariados, sino que hace todo lo posible por bloquear cualquier medida encaminada a proteger a las grandes mayorías.

Ese “capitalismo de amiguetes” es muy vulnerable por el peso que mantiene los distintos tipos de mafias. Los mecanismos informales de apropiación del excedente, la corrupción, reciclan las debilidades económicas del viejo modelo económico, incapaz de resolver las debilidades estructurales. El esquema predominante de exportación de materias primas afecta a la potencialidad económica y permite una significativa fuga de recursos hacia el exterior.

La guerra de Ucrania ha introducido un giro cualitativo en la dinámica de las relaciones internacionales a nivel internacional y los resultados finales incidirán en el status geopolítico del país. Ortega había decidido protegerse bajo el paragua de Rusia y China jugando al escenario mundial tripolar; sin embargo, el escenario mundial tripolar ha adoptado otro espesor. La incursión rusa ha generado un escenario negativo para las esperanzas que la sombrilla tripolar le permitiera contrarrestar las sanciones norteamericanas.

EE.UU. apuesta prolongar la guerra, para empujar a Rusia al mismo pantano que afrontó la URSS en Afganistán. Por eso induce Ucrania a rechazar las negociaciones que frenarían las hostilidades. Washington pretende someter a la Unión Europea (UE) a su agenda militarista, a través de un interminable conflicto que asegure el financiamiento de Europa a la OTAN. En ese escenario, una de las consecuencias para la dictadura sería la debilidad de Rusia y el recorte de la cooperación económica de EE.UU. y de la UE a la dictadura Ortega-Murillo por su apoyo a Rusia.

Basándonos en el nuevo Concepto Estratégico de la OTAN para los próximos años, en el mediano plazo, China comparte con Rusia un reto semejante con EE.UU. y la UE. Por esa razón, su posible cooperación suscita un interrogante por las dificultades de sostener altos niveles inversión internacional en un escenario de bajo crecimiento global: ¿Es posible que las expectativas de Ortega de la cooperación China a través de la Ruta de la Seda se vean frustradas?

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