- La rebelión de abril 2018 no podría haber avanzado sin el profundo descontento y desesperación de una parte sustancial de la población. Alrededor de la mitad de los autoconvocados eran micro, pequeños y medianos empresarios, transportistas, comerciantes, empresarios “informales”, profesionales calificados, abogados, médicos, arquitectos, ingenieros, etcétera. Es decir, había mucha gente que formaba parte de una sociedad “convencional”. Los ciudadanos autoconvocados se manifestaron debido a la ira contenida por el deterioro de la situación social, económica y política del país.
Cómo se construyó la dictadura
- Entre el 2007 y 2017, Ortega logra construir su dictadura gracias al dinero venezolano, los préstamos internacionales y el dinero ilícito, lo que le permite implementar un clientelismo político de amplias dimensiones al interior del ejército, la policía, alcaldes, y establecer una amplia base social. Paralelamente, impone una “estricta” disciplina en sus allegados y simpatizantes con el fin de mantener la apariencia externa de una unidad inquebrantable. Esta unidad era necesaria para garantizar su poder e influencia, que de otra manera empezaría a resquebrajarse. Al mismo tiempo, cimenta su liderazgo a través de acuerdos palaciegos, negociaciones secretas, impunidad, favoritismo y corrupción con las elites empresariales y políticos tradicionales. El poder es monopolizado por un conjunto de clanes enquistados en el entorno de Ortega.
- El orteguismo no tiene proyecto colectivo, funciona en base a los intereses particulares, sujeto a la voluntad de las elites políticas y empresariales. Cada sector tiene lo suyo, lo general se lee en clave particular. La dinámica electoralista de la clase dominante es bien conocida y predomina en las mentes de los políticos tradicionales que se arman para cualquier la batalla electoral. Y cómo trasfondo está la incapacidad de la oposición real de evitar la ilusión de poder al orteguismo por la vía electoral.
- El orteguismo concentra y normaliza un sistema de privilegios, provocando un desequilibrio entre una minoría codiciosa y derrochadora y una población con dificultades crecientes para salir adelante. La incontenible avidez de la elite política y empresarial de enriquecerse, agrava la frustración de los trabajadores formales e informales de mejorar sus condiciones de vida, sino también de una clase media raquítica perjudicada por el desempleo, la subida de los precios de los alimentos y los bienes importados.
- El aumento de los precios de los productos básicos afecta, particularmente, al 80 por ciento de la población vulnerable. Afecta a los asalariados y beneficia a los empresarios. Es la expresión monetaria de la lucha de clases.
Ortega tiene el “ego herido”
- A partir del 7 de noviembre del 2021, Ortega tiene el “ego herido”, no ha sido capaz de aceptar que se encuentra en minoría social, la fractura política ha supurado. La abstención del 7 de noviembre desnudó que solamente es un dictador políticamente derrotado por la población autoconvocada. El 7 de noviembre se produjo un nuevo punto de inflexión, al igual que la rebelión de abril de 2018, creando una situación sociopolítica demasiado volátil para especular sobre el futuro, pero lo cierto es que está políticamente “herido”.
- El orteguismo es la consecuencia más dramática de la disfuncionalidad de larga data del sistema político tradicional nicaragüense y de la creciente incapacidad del mismo para responder a las demandas de la sociedad. Dicho sistema se ha vaciado de contenidos democráticos hasta quedar reducido a un espectáculo, una simulación. Así lo refleja la inmovilidad de la oligarquía y de su clase política tradicional envejecida, impermeable a la realidad y favorable a la continuidad del modelo dictatorial.
- Ortega ha creado un entramado de mentiras porque pone su poder por encima de las leyes constitucionales, porque para él es más importante su interés personal que el interés del país, su “ego herido” le importa más que las leyes. Nuevamente, en nuestra historia, el dictador de turno rechazado por la mayoría de la población trata de evitar transferir el poder utilizando una turba violenta. Ortega piensa que una mano fuerte puede obrar milagros; sin embargo, los dictadores que se perpetúan en el poder no se libran de sobresaltos políticos-sociales.
- Es preciso entender que las fuerzas sociales aglutinadas por el orteguismo no serán derrotadas, sino únicamente a través de un cambio social y político profundo. Ortega continúa dominando el panorama político con varios partidos que hacen el papel de comparsas, casi como los planetas del sistema solar alrededor del astro rey. Es decir, el poder real del país sigue en manos de Ortega, aunque la división social y la polarización no cesan de ensancharse.
- A principios del 2022, el tambor de la batalla electoral está sonando fuerte y la retórica se volverá, cada mes, más estridente. El orteguismo solo está dispuesto a presentarse en elecciones en las que no pierda ni amenace su permanencia en el poder, por eso es una ilusión que la dictadura esté dispuesta a realizar elecciones transparentes y competitivas. En las condiciones actuales sino satisface sus ansias de poder rompe la baraja. Hay que tener claro que Ortega no va a ceder ningún espacio democrático sin presión.
El orteguismo en el 2022
- Hay una palpable discordancia entre el discurso político y la realidad social e institucional. El poder de los dueños del gran capital para influir sobre las decisiones políticas e imponer su agenda por encima de la voluntad popular anula, en la práctica, la pretendida democracia y la igualdad de derechos de los ciudadanos. Todo ello redunda en un divorcio de tal magnitud entre la clase política y empresarial y la sociedad, lo cual desacredita por completo el sistema político y abona al surgimiento de protestas legítimas de los ciudadanos autoconvocados.
- En el 2022, ¿es posible que Ortega tenga el alcance, la influencia política y la cantidad de “caballos de Troya” en la sociedad empresarial para validar un nuevo pacto con los empresarios en un diálogo sectorial o nacional? Lo cierto es que las perspectivas del régimen de legitimarse no son alentadoras, ni externa ni internamente, ya que la economía seguirá frágil, la tasa de pobreza alta, seguirá el incremento de los precios de los alimentos y disminuirá la capacidad de compra de los trabajadores disminuyendo a lo largo del 2022. La distribución desigual del producto nacional no mejorará ya que tiene un componente importante de corrupción.
- En el escenario del 2022 seguirá abierto, por la fragilidad de Ortega se manifiesta en su aislamiento interno y externo, por enflaquecimiento en los sectores populares y empobrecimiento de la clase media urbana. Paralelamente, no existe una oposición real organizada, todo el espectro político ha sido encarcelado, exiliado y reprimido, sólo quedan los políticos zancudos.
2022: fase de transición
- Hemos entrado en un momento/fase de transición en el que el agotamiento del ciclo político de Ortega y el otro ciclo político que aún no ha tomado forma por la falta de un liderazgo político alternativo unificado. Razón por la cual Ortega aún mantiene cierta capacidad de maniobra política que no se puede subestimar y que piensa incrementarla con una política exterior maniobrando entre EEUU, China y Rusia.
- Las elites tienen depositadas sus principales fortunas en el exterior: paraísos fiscales, inversiones en la región centroamericana, EEUU, Medio Oriente, etcétera. Al mismo tiempo, los capitales extranjeros están complacidos con la legislación que permite a las empresas foráneas repatriar todos sus beneficios. Por ejemplo, el oro que se exporta a EEUU y Canadá y los beneficios se los embolsan las empresas extranjeras. Prácticamente no se invierte nada en el desarrollo de las zonas mineras. Son zonas de miseria y pobreza.
- En el 2021, se terminaron de eliminar todas las limitadas libertades que quedaban para sólo sobrevivir una: la de consumir lo que ofrece el mercado, la cual depende de un poder de compra cada vez más limitado de la gran mayoría de los ciudadanos. Aumentaron las riquezas de unos cuantos y crecieron las ganancias de los bancos, mientras se deterioraba la situación de la mayoría de la población. Los bancos que operan en el país incrementaron sus utilidades netas, obteniendo una tasa de ganancia de ensueño no alcanzada en sus países de origen y/o en otros países que tienen representación. En el 2022, lejos de corregirse, esta tendencia puede acentuarse.
Perspectivas en el 2022
- La evidencia histórica nos enseña que para el poder es esencial tener la capacidad de consenso y liderazgo moral e intelectual en su entorno doméstico para ejercer la hegemonía política. En abril del 2018, al desatar la guerra contra los autoconvocados y, en mayo del 2021, al eliminar las elecciones transparentes, Ortega rompió con su legalidad nacional. Al calor de las atrocidades cometidas por las fuerzas policiales, paramilitares y el sistema judicial, Ortega transitó de un gradual descenso hegemónico a un precipitado declive que se va intensificar a lo largo del 2022.
- En el 2022, esos eventos catastróficos, aumentaron el ocaso de la dictadura, la respuesta será la proliferación represiva operando bajo el sigilo de una vasta operación sui generis de seguridad nacional, repletas de descomposición moral e ilegalidades. Dicha represión generalizada será acompañada por la estrategia del caos practicada por el régimen en contra de la sufrida población que se agregan a los impactos desastrosos que se gestan por el descenso del nivel de vida y la incapacidad de compra de la canasta básica de alimentos.
- Al inicio del 2022, la sociedad nicaragüense se encuentra en “shock”, por la combinación de la represión, el miedo y la propaganda, produciendo que la población acepte una serie de acciones de mano dura antes inimaginables. Ortega ha sabido agitar los venenos de que corren bajo la superficie de la sociedad y los ha sacado a la superficie. Todo lo anterior es parte de una estrategia “hipnosis colectiva” que busca como eliminar la facultad de pensamiento crítico y disminuir la capacidad cognitiva de la población con la complicidad de jueces y magistrados.
- El abuso de la memoria desde el poder se ha vuelto práctica permanente y recurso bastardo para adquirir una legitimidad que a diario se deteriora por los abusos que se hacen de ella. Reinventar la historia para justificar excesos de autoridad y abusos del propio poder, obtenido ilegítimamente en las urnas, no puede conformar espacio ninguno para reproducir el mando conforme al canon democrático establecido.
- Nicaragua se encuentra sin piel ni máscara; las mediaciones para la conversación del “diálogo nacional” por los suelos y sus agentes bajo tierra, donde campea la ilegalidad como uso y costumbre y se abre paso al más descarado ejercicio del otro poder, el que viene de la fuerza abierta y que se mantiene como monopolio descarado del crimen organizado.
- Mientras tanto, la oposición real y formal, no zancuda, se debate entre dos grandes tendencias: la que hace hincapié en la necesidad de promocionar, en el corto plazo, nuevas elecciones con Ortega en el poder; y la otra se apunta a desarrollar tácticas, acciones e iniciativas para conquistar a los líderes naturales y a la población para fracturar los pilares de la dictadura a fin de provocar su caída.