- Las elecciones municipales no significan absolutamente nada nuevo para Ortega no cambia la correlación fuerzas interna ni logra disminuir su aislamiento ni adquiere legitimidad interna e internacional. Su objetivo es convencer a elementos reticentes, dentro del gran capital e iglesia católica que él está para quedarse en el poder y, al mismo tiempo, aumentar el peso político de los que están a favor del diálogo y la cohabitación.
- Al lograr una mayor concentración del poder municipal su propuesta a favor del diálogo sea vista como la única manera de solucionar las múltiples crisis y, por lo tanto, terminar de domesticar, políticamente, al gran capital e iglesia católica y, por consiguiente debilitar a todos los demás protagonistas, calificando a esos actores políticos, que no están a favor del diálogo y cohabitación, de extremistas o terroristas, aunque en realidad no lo son y nadie se lo cree.
La ley de hierro de los poderes fácticos: ayudarse mutuamente
- Ortega está convencido de que sólo podrá sobrevivir si mantiene su propia dictadura y crea, paralelamente, la dinastía familiar que le permita conservar todos los hilos del poder absoluto. Los fanáticos del orteguismo dicen abiertamente que usaran todos los medios para no perder el poder.
- Su proyecto inmediato es negociar para validar su permanencia en el poder hasta el 2026. La aritmética política de Ortega es simple: ganar tiempo y negociar con quien pida menos y dé más. Su escenario ideal es una especie de subasta, donde los religiosos, políticos y empresarios comparsas se peleen por ser tomado en cuenta y obtener algún beneficio.
- En ese rejuego de alianzas e intereses, Ortega cree que frente a los poderes fácticos del gran capital (con su estrategia de la “salida al suave y diálogo”) y de la iglesia católica (con su estrategia de “apaciguamiento y diálogo”), ambas débiles y frágiles, es preferible negociar con cada uno de ellos de manera aislada para obtener más y dar menos. Por lo tanto, piensa utilizar las estrategias de ambos poderes fácticos para adquirir una cierta legitimidad y ganar tiempo hasta el 2026.
- Las diferentes opciones de este plan no son en realidad más que variantes de la misma estrategia de “el poder o la muerte”, cuyo precio, en términos de sacrificio, exilio, peligros, migración, encarcelamiento, ya estamos pagando. Es decir, con los resultados de las elecciones municipales Ortega no va resolver ninguna de las cinco crisis que vive el país ni va a solucionar el fenómeno migratorio en desarrollo, pero piensa que a través del diálogo pueda llegar hasta el 2026, con la esperanza que en el camino se produzcan cambios que le permitan continuar indefinidamente.
- El único proyecto de las fuerzas adversarias a estrategia de la caída de la dictadura es el regreso a los pactos entre los poderes fácticos con Ortega. Hay que ser estúpido para pensar que al país le va a ir bien si al espacio progresista del cambio y motor de los avances sociales le va mal.
- Los poderes fácticos siempre utilizan cualquier recurso a su mano para poder mantener sus privilegios, escogiendo el que creen que le procura el máximo resultado con el mínimo de costo. La violencia siempre ha sido un recurso en el corto plazo de la dictadura. Pero a mediano y largo plazo, ganas más convenciendo que amedrentando. Por eso la iglesia y el gran capital han estado cerca del poder: se ayudan mutuamente para garantizar todos sus respectivos estatus.
- La dictadura utiliza a los jueces y magistrados persiguiendo a los que buscan un nuevo pacto social que cambie la actual correlación de fuerzas. El poder dictatorial no puede basarse solamente en la arbitrariedad y la represión, por eso requiere mantener la ilusión que se puede construir una nueva correlación de fuerzas pactando con los que son su sostén ideológico, social, económico y político, pero nunca al punto de perder el poder.
Las “excursiones” de migrantes
- Sin embargo, en los últimos meses miles de ciudadanos nicaragüenses abarrotan las oficinas de migración para tramitar sus pasaportes, se puede observar que centenares de personas hacen doble fila sentados en sillas plásticas, que ellos traen, desde la madrugada o pasan la noche entera esperando obtener un número para hacer la solicitud de pasaporte. Son familias completas las que están migrando hacia el norte.
- Las personas que emigran son las que tienen alguna calificación profesional ya sean maestros, campesinos, profesionales, etcétera. O que tienen mucho carácter y aspiraciones de darles una vida mejor a sus hijos y se van dispuestos a trabajar de cualquier cosa con tal de salir adelante y vivir mejor que aquí. El ingenio del nicaragüense es sorprendente. A nadie se le había ocurrido la modalidad “excursiones de migrantes”. Cada semana se contabilizan unas 40 excursiones; en los últimos meses unas 309,148 personas extranjeras ingresaron a Honduras de las cuales 239,091 son nicaragüenses en tránsito hacia el norte, equivalente al 77.34% del total.
- El nivel de frustración y desilusión de toda la sociedad, es enorme! Y no solo migran los que no están con el régimen, también se están yendo sus propias bases sociales, pero que están igual de jodidas que el resto del país. Esos orteguistas, súper sandinistas, ya se cansaron de luchar por ganar solamente para medio comer y se enfrentan a un futuro incierto, donde ni siquiera tienen un trabajo estable, sino que tienen que buscar cómo trabajar por el día, es desesperante y totalmente inestable el ingreso.
Posibles efectos de la ola migratoria
- La profundización de las múltiples crisis que se manifiesta a través de la ola migratoria incontrolada, el descontento social incrementándose día a día, etcétera; la ola migratoria puede tener efectos contradictorios en el corto plazo: 1) Cambiar el escenario político y la correlación de fuerzas. 2) Debilitar más a la dictadura con un final no previsto, un “cisne negro”. 3) La dictadura arrecia su represión para tratar de permanecer en el poder y entra en la vorágine represiva que lo conduce al círculo vicioso de represión-debilitamiento interno de sus pilares de sostén.
- Ortega tiene la esperanza en dos factores que le pueden permitir contrarrestar el proceso implosión endógena y seguir adelante: (1) los poderes fácticos político y empresarial, gran capital, mantiene su estrategia de la “salida al suave” por medio del diálogo y la cohabitación y (2) el Vaticano, Brenes y la CEN han adoptado la estrategia del “apaciguamiento y la gradualidad” por medio del diálogo para cohabitar con la dictadura. De esa forma logra ganar tiempo y sobrevivir.
- Todo lo anterior puede parecer chocante y difícil de creer. La influencia ideológica y política de Ortega es tan grande que tanto los poderes fácticos empresarial y eclesiástico han entrado en la variante política del diálogo como parte de su estrategia de “el poder o la muerte”.
- En la clase dominante lo que está en juego en este momento no es un proyecto de país, sino los intereses económicos de las elites que están detrás de Ortega y de los poderes fácticos que quieren negociar espacios y cuotas de poder para su propio beneficio. Al mismo tiempo, Ortega busca legitimar su permanencia en el poder por los próximos años.
- En el país existe un sentimiento de que hay muchos engaños, trampas, coimas, corrupción y miles de abusos de los poderes fácticos político y empresarial. La falta de transparencia, la intriga, la corrupción y el enriquecimiento inexplicable de muchos miembros de las elites ha creado un ambiente generalizado de descomposición social que puede culminar en amargos desenlaces o en un “cisne negro”.
1 comentario en «¿Qué le interesa a Ortega después del 6 de noviembre de 2022?»