Nicaragua. Factores que han evitado un nuevo tsunami sociopolítico. ¿Cómo contrarrestarlos?

Durante el periodo 2018-2022, además de la política de represión indiscriminada, ha habido tres factores que han evitado un nuevo estallido social en Nicaragua: el empleo informal, la migración y las remesas familiares. El reto es implementar tácticas que nos permita transformar estos factores en elementos que ayuden a fomentar la implosión endógena identificando los eslabones más débiles de los anillos de poder de la dictadura y ponerlos en la agenda principal de la lucha; por ejemplo, transparentar la utilización de la persecución judicial como elemento de la represión generalizada y la represión en contra de la iglesia católica.

Estos factores (el empleo informal, la migración y las remesas familiares) se han desarrollo producto del (1) desinterés e incapacidad del régimen por impulsar la producción agrícola para el mercado interno, (2) por aplicar una política que favorece el consumo de productos básicos alimentarios provenientes del exterior por la falta de producción nacional, (3) por abandonar la actividad productiva, por favorecer una política extractivista, (4) por mantener los salarios por debajo del costo de la canasta básica (por ejemplo el salario promedio de los maestros es de C$ 8,600 córdobas y el costo de la canasta básica alimentaria de 23 productos es de C$ 12,600 córdobas), (4) por favorecer el agronegocio y el crecimiento de las utilidades de los bancos sin dar más créditos al sector agropecuario, (5) por encubrir la corrupción, la impunidad y por el enriquecimiento inexplicable a través del dinero ilícito de los principales anillos del poder los cuales son tumores malignos lesivos para el desarrollo del país, entre otros elementos.

Factor empleo informal

El estancamiento económico entre 2018-2020 se tradujo en un crecimiento de la economía informal, el empleo informal ha evitado y/o amortiguado que se produzca una crisis mayor al interior de las familias sin trabajo formal (desnutrición, hambre, indigencia, miseria, pobreza, etcétera); el país ha vivido, entre 2018-2022, en una crisis sociopolítica permanente; sin embargo, la combinación de tres factores (empleo informal, migración y remesas) evitaron que hubiese un nuevo tsunami sociopolítico de mayores dimensiones.

A medida que el colapso de las ingestas de calorías necesarias se acelera, las condiciones de vida se deterioran rápidamente, creando numerosos problemas de salud, algunos de los cuales se manifiestan en fisuras que minan la existencia corporal. Por ejemplo, el costo de la canasta básica completa de 53 productos alcanzó en agosto del 2022 los C$ 18,000.54 córdobas mensuales, es decir 18% más cara en comparación a agosto del 2021 cuando se situó en C$ 15,270.59 córdobas mensuales, según el Instituto Nacional de Información de Desarrollo (INIDE). Además, el salario mínimo promedio es de C$ 6,518.24 córdobas, aunque sean dos personas las que lo obtengan, en ese hogar no tiene la posibilidad de solventar las necesidades básicas. Razón por la cual, la movilidad migratoria ha sido una válvula de escape a la falta de ingresos y a la pobreza que ahoga a los nicaragüenses en general.

Es decir, el nivel de descontento de la sociedad nicaragüense no se ha incrementado debido a que la gente con mayor formación y con un liderazgo local empezó a buscarse la vida como podían, a ocuparse de vender en la calle cualquier cosa implementando una economía de sobrevivencia lo que ha permitido amortiguar, de esa forma, el descontento social, aunque haya sido en condiciones de pobreza. La táctica por implementar es remachar que la pobreza se va a incrementar mientras la dictadura permanezca en el poder ante la falta de una política económica que permita crear más empleos formales con salarios que provea la compra de la canasta básica alimentaria de 23 productos.

El factor migratorio

La otra válvula de escape para evitar un nuevo estallido sociopolítico ha sido la migración. Muchos jóvenes, mujeres, trabajadores y líderes locales se lanzaron a buscarse la vida en el exterior, a trabajar honradamente, buscando más oportunidades para trabajar y generar ingresos, razón por la cual emprendieron el rumbo hacia otros países. Entre el 2018 al 2022, se incrementa sustancialmente la migración por factores económicos, políticos y represivos. Se calcula que entre el período 2018 al 2022 han emigrado alrededor de más 250 mil nicaragüenses. Es decir, la dictadura provoca el hartazgo ciudadano y el éxodo masivo, la migración va a dejar al país sin juventud limitando el potencial económico futuro. En términos generales, el cálculo es que alrededor de un millón de nicaragüenses radican en el extranjero, principalmente en EEUU, Costa Rica, España, Panamá, México y el resto de los países centroamericanos.

El factor remesas familiares

Al mismo tiempo, los emigrantes comenzaron a enviar dinero para sostener a sus familias en el país. Entre el 2018 y agosto de 2022 los emigrantes han enviado US$ 9,152,2 millones de dólares. Es decir, al incrementarse el número de emigrantes sea ha acrecentado el número de personas que mandan remesas. Aproximadamente 800 mil hogares vulnerables son los que reciben las remesas, lo que ayuda a sobrevivir y amortiguar los niveles de descomposición social. Las remesas familiares se han transformado en el mejor programa social, ya que son los pobres que emigraron que mandan dinero directamente a los pobres que se han quedado en el país.

Imagínense el hecho que no hubieran salido alrededor de 250 mil nicaragüenses a buscarse la vida y que los 800 mil hogares no tuvieran el colchón de las remesas para sobrevivir, ¿qué hubiese pasado con el país? Insisto que hubiera pasado sin la combinación de esos tres factores (empleo informal, migración y remesas), el país hoy estaría más hundido, sumido no sólo en una mayor crisis económica y de bienestar social, sino con muchos más conflictos y descontento social serían aún mayor al actual, que se expresa en el hecho que el 85% de los ciudadanos consideran que el país está en el rumbo equivocado.

Los programas sociales del régimen no tienen ni la visión ni la estrategia ni el efecto positivo para reducir la pobreza, ya que su objetivo principal es cooptar y/o neutralizar al liderazgo local en los municipios y asegurar la lealtad de su base social. Esa estrategia de neutralizar es complementada a través de las políticas represivas implementadas. Por lo tanto, los programas sociales del régimen, sin las remesas familiares, no tendrían el efecto de evitar un tsunami sociopolítico.

En el “Informe sobre la Evolución de la Inversión Extranjera Directa (IED)” del Banco Central de Nicaragua destaca que al primer semestre de 2022 que los ingresos brutos de la IED registrados alcanzaron el monto de US$ 1,042.7 millones de dólares, mientras que las remesas familiares lograron la cifra US$ 1,970.3 millones de dólares al mes de agosto de 2022; es decir las remesas tienen un mayor impacto económico que las IED. Por ejemplo, en el 2021, el monto de las exportaciones de carne bovina alcanzó la cifra de US$ 361 millones de dólares, generando unos 650 mil empleos y teniendo en cuenta alrededor 100 mil ganaderos participan en esa actividad. Mientras las remesas en el 2021, beneficiando a 800 mil hogares vulnerables, alcanzaron el monto de US$ 2,146.9 millones de dólares. Es decir, las remesas representaron seis veces que las exportaciones de carne bovina.

Para el 2023 se avizora una mayor migración por la falta de empleos, bajos salarios, altos precios de la canasta básica alimentaria por la inflación ya que la economía tiende a contraerse en el 2023. Además, la represión indiscriminada empuja a los jóvenes a abandonar el país en busca de mejores condiciones para tener una vida mejor, acá en el país no se vislumbra alternativas para los jóvenes.

La presencia de los cuatro factores

Dado la presencia de los cuatro factores (represión, trabajo informal, migración y remesas) que han contrarrestado la posibilidad de un nuevo tsunami social (tipo abril 2018) nos estaría indicando la necesidad de cambiar de estrategia principal de lucha, no seguir pensando en un tsunami social o elecciones adelantadas; he venido sosteniendo desde abril de 2020 que la estrategia para derrocar a la dictadura, dadas las nuevas condiciones, pasa por impulsar un proceso de implosión endógena debilitando a los principales pilares de sostenimiento de la dictadura.

Uno de los factores que merma la solidez de los pilares de la dictadura es el incremento del costo de la canasta básica alimentaria que se incrementó entre agosto 2021 a agosto 2022 en un 23.68% afectando el nivel de vida de moros y cristianos; otro factor que la debilita son el aislamiento internacional que pudiera traducirse en caída de las inversiones extranjeras (antes el monto de las IED era superior a las remesas, ahora es al revés) y de la cooperación bilateral (el caso de Holanda); un tercer factor son las sanciones a los jueces y magistrados ya que golpea al aparato judicial represor.

Además, el monto recibido de las pensiones de los jubilados no garantiza una vejez digna ni alcanza para comprar una cesta alimentaria y crea un mayor desamparo a la mayoría de la población de la tercera edad son factores que empujan hacia un mayor descontento social e implosión endógena. Por otro lado, más del 70% de la población económicamente activa no tiene seguro social, indicador que, en el mejor de los casos, ejerce un trabajo informal y vive en condiciones de vulnerabilidad ni lograran ningún beneficio al llegar al término de su vida laboral.

Los pilares de la dictadura

Los principales pilares de la dictadura son: el ejército, la policía transformada en nuevo ejército, el aparato estatal basado en los funcionarios que comienza a debilitarse por el éxodo de los empleados públicos, la nomenclatura (los principales anillos de poder) y la base social orteguista debilitada por el empobrecimiento generalizado por el acrecentamiento del costo de la canasta básica, la caída de los salarios reales y la caída en desgracia de sus miembros. La represión y encarcelamiento en contra de sus mismos militantes, que han defendido que se mantenga en el poder a como sea, incrementa las grietas endógenas. La fragmentación y debilitamiento de esos anillos de poderes y sus militantes es lo que va a permitir que el proceso en desarrollo de la implosión endógena facilite la caída de la dictadura.

Debido a los hechos políticos durante los últimos cinco años (2018-2022) y por su aislamiento internacional sumado al propio proceso político de fisuras de su base social son algunos de los factores que se han convertido en eslabones débiles de la cadena del poder por el desarrollo del proceso en desarrollo de la implosión endógena. A la dictadura se le acabó seguir diciendo que “revolución de 1979 significó esto o aquello”, es el momento decir claramente lo que estamos viviendo, lo que se va a pasar y cuál es el camino para salir de la dictadura. Esta es la agenda que estamos obligados a abrir.

La política de suma cero se materializa en el sentido de que los errores de un lado, los gana el otro; por esta razón, la dictadura y sus aliados quieren arrogarse victorias anticipadas y tratan de tapar, por el control de los medios de comunicación, sus derrotas y errores. La dictadura apuesta por eliminar de manera brutal cualquier manifestación pública de protesta, sigue encarcelando a opositores y sacerdotes, y cierra cualquier posibilidad de liberar a los presos políticos. Dentro de su estrategia de “el poder o la muerte” implementa la táctica del “chantaje, represión e intimidación, siempre; negociación y cordura, nunca”. Es decir, para salir de la crisis sociopolítica la dictadura pone el énfasis en emplear la opción de la fuerza y no buscar una solución política.

Los pasos tácticos de la dictadura

Los pasos tácticos de la dictadura para evitar cualquier cambio en la correlación de fuerzas la justifican porque piensa que la oposición real está dividida, sin liderazgo y sin estrategia. Por lo tanto, ha tomado la decisión de mantener la táctica represiva con el beneplácito de los políticos comparsas y enamorar al capital. Sin embargo, la realidad que mira la dictadura es engañosa en la medida en que la eficacia política su tacticismo no ha logrado desarticular el descontento sociopolítico; olvidan que hay dos eficacias, una para la política y otra para la guerra represiva.

Clausewitz decía que la derrota política comienza siempre cuando se empieza a pensar con categorías de eficacia de guerra represiva los problemas políticos. La dictadura recurre al discurso represivo y estigmatizador creyendo que eso basta ante una oposición política dispersa y fragmentada; el tiempo político nos indica que esa estrategia el perdedor político será la dictadura, porque no está viendo que la crisis sociopolítica al tener solo el camino de la solución, vía la confrontación, facilita el desarrollo de la implosión endógena.

La implosión endógena es la expresión de la crisis interna de la dictadura. Crisis interna que se expresa a través de varios mecanismos: (1) abandono del puesto de trabajo de funcionarios estatales y municipales autoexiliándose, (2) las fisuras internas en los diferentes poderes del estado y alcaldías, (3) incremento del descontento social por los salarios bajos ya que más del 60% de los funcionarios no ganan lo suficientes para comprar una canasta básica de C$ 18,000.54 córdobas mensuales, (4) rechazo a las imposiciones partidarias y al ambiente de fiscalización interna, etcétera. Todo lo anterior hace que las personas dejen de expresarse abiertamente enmascarando sus opiniones y comienza el proceso subterráneo de abandono a la línea política del régimen, por ese motivo siempre aparece como inesperado cuando se produce la deserción, abierta o encubierta, de una persona que los medios de comunicación, posteriormente, registran.

Los ungidos del poder han comenzado a perder la dimensión de la realidad y de la vida cotidiana, viéndose como los dueños del poder o como los nuevos “mesías”. Y no es para menos. El “encumbrado” tiene un séquito de servidores y serviles. Serviles de tiempo completo que no lo dejan ver la realidad. Especialistas en llevar y traer chismes. Son como esos fogoneros que mantienen la llama en su punto e inflan el ego del “hombre”. Por eso el “hombre” ha perdido el norte, ha dejado de palpar la realidad y cree que puede con la represión indiscriminada evitar el proceso en desarrollo de la implosión endógena.

Por eso la dirección política de la dictadura se ha dedicado a poner contra la pared a sus propios simpatizantes y funcionarios del estado con el objetivo de evitar el desarrollo del proceso de implosión endógena. Su tacticismo y su política de suma cero solo lo llevarán a su derrota, amén si a estos errores le sumamos su creciente aislamiento internacional. El tacticismo solamente posterga el desenlace político decisivo. La dictadura está en su momento más débil, sin hegemonía política electoral y mucho menos con legitimidad política. Es decir, se encamina a comprobar que no ganará nada en el campo de la gobernabilidad con el proceso electoral municipal fraudulento. Por esta razón se explica el desvarío político ya que no logra doblegar la voluntad ni debilitar la moral de los expresan, de manera abierta o encubierta, su rechazo a la dictadura.

Cómo contrarrestar la estrategia de la dictadura

En los próximos meses vamos a escuchar de parte de la dictadura un montón de excusas para justificar su permanencia en el poder. Pero incluso Ortega sabe que no está en condiciones de arreglar el descalabro y daño que ha provocado. Y, en su interior, muchos miembros de la base social orteguista saben algo más: que ya no gozan del apoyo de la gran mayoría de la población. El régimen intenta ganar tiempo con las elecciones municipales fraudulentas, empeñado en recuperar cierta legitimidad, confianza de los ciudadanos de la mayoría silenciosa e indiferencia de la comunidad internacional.

La crisis sociopolítica, junto a la recesión económica traducida en desempleo y bajos salarios, más el impacto del Covid, los choques climáticos (seguía, desforestación, huracanes) han elevado el número de personas que padecen hambre y pobreza. Las cosas pueden empeorar y empeorarán a menos que se aborde las causas de la coyuntura. La actual política económica sigue siendo el principal impulsor del hambre y la desnutrición. No se va a mejorar la inseguridad alimentaria si la dictadura permanece en el poder. Además, si la dictadura continúa la política de represión indiscriminada tendrá una respuesta sociopolítica, más temprano que tarde, al facilitar las condiciones que se están desarrollando subterráneamente para que se produzca su implosión endógena, ya que la psicología de un inseguro dictador radica en reprimir sin límite. Hay que estar claro que la dictadura no dejará de reprimir hasta que sea derrocada.

En las fases de ascenso de la lucha sociopolítica las movilizaciones de masas son la parte esencial y principal para generar la caída de la dictadura, pero en una fase de reflujo, como la que se estamos viviendo en el país, se precisa, en ausencia de movilizaciones de masas, de una estrategia que permita impulsar la implosión endógena del régimen a través de la estrategia y las tácticas siguientes: (1) promoviendo la discrepancia / fisura al interior de los anillos de poder; (2) elevando la contradicción / fractura entre los miembros de la cúpula de ejército policía y de los oficiales de baja nominación y soldados; (3) denunciando y transparentando la corrupción, la impunidad y el enriquecimiento inexplicable contraponiéndolo al empobrecimiento de la mayoría de la población; (4) elaborando una estrategia que sirva para crear el necesario centro político con la capacidad de elaborar la estrategia y las tácticas de lucha; (5) evitando la indiferencia de la comunidad internacional de cara a la permanencia en el poder de la dictadura transparentando los horrores y errores de la dictadura; (6) creando el contrapoder necesario para que pueda asumir el poder en la transición a la caída de la dictadura; (7) aceptar que ha sido un error el actuar a ciegas y presentar las acciones tácticas como si fueran una estrategia elaborada a partir de un análisis nacional e internacional con el objetivo de examinar la validez de la estrategia de la implosión endógena en la actual fase de reflujo sociopolítico, (8) impulsando un proceso de unidad de las diferentes expresiones de la oposición real, con la lógica de sumar, sumar y sumar; (9) promover que la comunidad internacional realice más presión bilateral y multilateral para dejen de financiar a la dictadura; (10) continuar con la campaña de la liberación de todos los presos políticos promocionando que diferentes sectores sociales de cada país ejerzan presión países para sus dirigentes no sean indiferentes y presionen por su excarcelación.


 

1 comentario en «Nicaragua. Factores que han evitado un nuevo tsunami sociopolítico. ¿Cómo contrarrestarlos?»

Deja un comentario