Paz, “status quo” o guerra abierta son los escenarios que se abren tras la anexión rusa del este de Ucrania.
Con una guerra sin visos de acabar en el corto plazo y con Putin crecientemente arrinconado sobre el terreno, a nivel interno y en la comunidad internacional -con China e India mostrando reservas en público durante los últimos días- el devenir de los acontecimientos es difícil de vaticinar.
Uno de los escenarios que se abren es el de que esta anexión provoque el efecto contrario y empuje a las partes a sentarse por primera vez en la mesa de negociación para pactar un alto al fuego. No parece la coyuntura más probable.
El escenario que cobra más fuerza es el de un enquistamiento de la guerra, el “status quo”, como ya ocurrió en 2014, con la anexión de Crimea.
El escenario más temido es el de una guerra abierta y directa entre EEUU + UE + OTAN y Rusia, que tendría consecuencias impredecibles, pero por descontado desastrosas. Con la escalada y la tensión “in crescendo” se corre el riesgo de que ocurra un paso mal calculado.