Economía mundial
Actualmente, el escenario económico mundial está definido por las altas tasas de inflación. Esto ha provocado un vuelco en las políticas monetarias hacia la subida de las tasas de interés. De esa medida que debería servir de ajuste para la inflación, al tiempo que recoge parte de la liquidez que se ha creado en la economía en los años recientes, el incremento del costo del crédito se desprende la gestación de una posible recesión económica.
En el sistema monetario internacional se mantiene la jerarquía del dólar de EE.UU. Lo que hace la Reserva Federal (FED) con las tasas de interés repercute en los países cuyas monedas y, sobre todo, sus sistemas financieros, es decir, los grandes bancos, están vinculados al dólar. Ocurre en la UE con el euro y, también, en China con el renminbi y en otros países.
Las acciones indican que a mayores tasas de interés se espera una reducción del gasto de inversión y consumo, por el costo del crédito. Los grandes fondos de inversión y los bancos de EE.UU. contemplan cómo se combinará la necesidad de frenar la inflación, que llegó en EE.UU. a 9.1% el mes pasado, con las consecuencias de una posible recesión provocada por las más altas tasas de interés. Un dato relevante es que dos terceras partes de la actividad económica norteamericana están vinculadas al gasto de consumo de los hogares.
La mancuerna de la inflación-recesión se conforma a partir de estas interacciones y si no se calibra correctamente el proceso desigual de elevación de los precios, el efecto adverso de la recesión será mucho más grande en cuanto a la destrucción de valor, de riqueza, de empresas y de fuentes de empleo. A la mayoría de la gente, tanto la inflación como la recesión la castigan ineludiblemente en sus condiciones de vida.
Gillian Tett del “Financial Times” destaca un elemento que complicaría la política antiinflacionaria, es la enorme deuda que se acumuló durante los años de bajas tasas de interés y cuyo servicio ahora será más costoso. La deuda global es del orden de 352% del PIB mundial, de la cual el sector privado representa dos terceras partes y una el público. Esta proporción es más del doble del nivel observado en 2006 y tres veces más que en 2000.
En todo caso, se constata que los riesgos de impago de hasta la mitad de la deuda privada son muy altos en varios países y que, alrededor de 17% por ciento corresponde a empresas de países industrializados denominadas como “zombis” y que sólo sobrevivían por el bajo costo de la deuda que ya no se mantendrá. Finalmente está el sector inmobiliario en el que los precios de las casas siguen creciendo al tiempo que lo hace el costo de las hipotecas.
Occidente sigue empeñado en ahogar financieramente a Rusia, pero a medida que pasan los meses, cada vez tiene menos éxito. Aunque esté sufriendo una profunda recesión, Rusia en ningún caso está entrando en una situación de colapso de pagos como la que esperaban desencadenar tanto EE.UU. y Europa. El motivo del fracaso de las sanciones es que Rusia ha conseguido “escabullirse” del control del dólar de las transacciones internacionales y conseguir pagos en otras divisas.
África
La deuda externa sigue siendo un lastre. Numerosos países destinan entre 15% y 30% de sus exiguos presupuestos, algunos hasta el 60%, para saldar sus compromisos financieros, tanto con organismos multilaterales como el FMI y el Banco Mundial como con gobiernos extranjeros, con bancos y grupos de inversión privados.
Durante la pandemia, los dirigentes africanos pidieron la cancelación de la deuda. No hubo manera. La respuesta fue magra. Apenas una docena de países se beneficiaron de aplazamientos otorgados por los miembros del G-20; solo Chad y Zambia, que entraron en default, reestructuraron con el FMI. En el 2020, África entró en recesión y su PIB caería un 5,6%, según los organismos financieros internacionales.
El informe “Dinámicas de desarrollo en África 2022” de la OCDE-Unión Africana asegura que el PIB africano representó en 2021 el 4,7% mundial, su nivel más bajo desde 2002, y un estudio sobre la luz nocturna en 127 polos industriales africanos revelaba que la producción de electricidad se desplomó en torno a un 7,2% y que unos 29 millones de africanos cayeron en pobreza extrema. El mismo informe aseguraba que al continente le va a costar unos cinco años recuperar su ritmo anterior de crecimiento.
Según “The Energy Progress Report”, el 54% de los ciudadanos de la región subsahariana no tienen acceso regular a la electricidad, un porcentaje que se eleva al 75% en las zonas rurales. Las consecuencias son enormes en todos los ámbitos, desde la educación hasta la salud, pasando por la seguridad o el empleo. Y es que sin luz no hay desarrollo.
El continente africano, de 1.200 millones de habitantes, posee el 60% de los mejores recursos solares de todo el mundo, pero solo aprovecha el 1% a través de su capacidad fotovoltaica instalada. Y no solo es energía solar, también la eólica o el hidrógeno verde. África posee más del 40% de las reservas mundiales de cobalto, manganeso y platino, esenciales para las baterías de energías limpias y las tecnologías del hidrógeno.
La pobreza y el hambre, sobre todo en los territorios donde hay conflictos y donde las sequías y lluvias extremas golpean desde hace años. El Sahel, el Cuerno de África, el este de Congo, el norte de Mozambique, Etiopía, Chad: las crisis alimentarias se ven agravadas donde hay desplazados y refugiados, porque dependen de una ayuda que el Programa Mundial de Alimentos (PMA). La malnutrición infantil se ha triplicado en Madagascar, Nigeria, Chad y Cabo Verde se dejan sentir los efectos.
Y detrás de la crisis, la inestabilidad política y social. En Libia, Guinea, Sudán, Ghana, Senegal el deterioro de las condiciones de vida por las subidas de precios de los alimentos y el hartazgo de miles de jóvenes por las dificultades desataron protestas que fueron reprimidas con una brutal represión policial. Al mismo tiempo, entre 2020 y 2022 una ola de golpes de Estado recorrió África, desde Sudán hasta Guinea, pasando por Malí, Burkina Faso, Chad e intentos en Guinea-Bissau y Níger.
Unión Europea / África
Mientras intenta sustituir los combustibles rusos, la Unión Europea (UE) busca energía en todas partes. Alemania firma acuerdo de gas con los Emiratos Árabes Unidos y Qatar y los funcionarios de la Comisión Europea instan a Arabia Saudita a bombear más petróleo. La UE busca aumentar las importaciones de gas de Noruega. Al mismo tiempo, se incrementaron las importaciones de gas natural licuado (GNL) de EE.UU.
Las importaciones de petróleo y gas africanos no son tan cruciales para Europa como las de Rusia o Noruega, pero son una fuente importante, según datos de Eurostat. En 2021 la UE importó el 8% de su petróleo de Libia, el 7% de Nigeria y otro 3% de Argelia. En cuanto al gas natural, las cifras fueron del 12% de Argelia, el 3% de Nigeria y el 1% de Libia.
La Comisión Europea está interesada en importar gas de las reservas no explotadas de Nigeria, Angola y Senegal. El 15 de junio, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, firmó un Memorando de Entendimiento trilateral con Israel y Egipto con el objetivo de enviar más gas israelí a través de gasoductos a los puertos egipcios, donde puede ser licuado y transportado a Europa.
Alemania y Angola han llegado a un acuerdo para convertir a la empresa estatal Sonangol en el primer proveedor de hidrógeno verde de Alemania. Y en una visita a Senegal, el canciller alemán Olaf Scholz anunció que tiene previsto llevar a cabo proyectos de gas y energías renovables con ese país. Italia, también se ha mostrado activa, firmando acuerdos con la República Democrática del Congo, Egipto y Angola para aumentar las exportaciones de GNL. Italia también ha firmado un acuerdo con la empresa argelina Sonatrach para aumentar el volumen de gas importado a través del gasoducto transmediterráneo que conecta ambos países.
Los africanos y los europeos ya llevaban a cabo proyectos de petróleo y gas juntos desde antes de la guerra de Ucrania. La empresa francesa Total es uno de los principales inversores en el oleoducto de África Oriental, que llevará el petróleo desde Uganda a través de Tanzania hasta los mercados mundiales. Por otro lado, los ministros de energía de Nigeria, Níger y Argelia firmaron un acuerdo para reactivar el gasoducto transahariano que llevará el gas africano al Mediterráneo para su exportación a Europa.
Gasoducto transahariano
El gasoducto de 4.128 km unirá Warri en Nigeria con Hassi R’Mel en Argelia, pasando por Níger. Después de su finalización, el gasoducto transportará 30 mil millones de pies cúbicos, (bcm) de gas natural anualmente a los mercados europeos a través de la costa mediterránea de Argelia.
Gran parte del costo estimado de US$ 13 mil millones del oleoducto se gastará en Níger, también permitirá a Níger monetizar sus reservas de gas, estimadas en 34 mil millones de pies cúbico (bcm) con reservas recuperables de otros 24 mil millones de pies cúbico (bcm). Níger tiene una refinería en Zinder con una producción de 20,000 barriles por día (bpd) que abastece a toda la región con productos derivados del petróleo. En la actualidad, Níger exporta productos refinados a Nigeria, Malí y Burkina Faso.
A través de la finalización en 2023 del oleoducto Níger-Benín, desde la cuenca de Agadem en Níger hasta la terminal de Cotonú en la costa de Benín, Níger aumentará su producción actual de petróleo de 20.000 de barriles por día (bpd) a más de 120.000 bpd. Este oleoducto de US$ 2.200 millones de dólares desbloquearán otros US$ 3 mil millones de dólares adicionales en inversiones de desarrollo por parte de la empresa china CNPC, que es el operador de los descubrimientos de Agadem.
Oleoducto de África Oriental
La firma el 1 de febrero de 2022 de una decisión final de inversión de US$ 10.000 millones de dólares ha llevado al proyecto del oleoducto de África Oriental a dar un paso más cerca de su realización. El proyecto, que incluye la extracción de petróleo crudo en Uganda y la construcción de un oleoducto de 1.443 km a la costa de Tanzania, involucra intereses de las empresas Total Energies (Francia) y la China National Offshore Oil Corporation (China), así como la Compañía Nacional de Petróleo de Uganda (UNOC) y la Corporación de Desarrollo del Petróleo de Tanzania (TPDC), todas las cuales asistieron a la ceremonia de firma en la capital de Uganda, Kampala.
El campo petrolero de Tilenga, al norte del lago Albert, incluirá operaciones dentro del Parque Nacional Murchison Falls, y es operado y propiedad en un 56.67% por Total Energies. El campo petrolífero Kingfisher, en el extremo sur del lago, está siendo desarrollado por CNOOC, que posee el 28,33%, y la UNOC de Uganda, que tiene una participación del 15%. Se espera que los dos proyectos comiencen a producir petróleo en 2025 y alcancen una producción máxima de 230,000 barriles por día, lo que clasificará a los campos petroleros de Lake Albert como uno de los 10 principales proyectos petroleros de África.
África / China / Deuda
El portavoz Wang Wenbin del Ministerio de Relaciones Exteriores chino refutó la afirmación de la “trampa de la deuda china”, y dijo que se trata de pura desinformación y de una trampa narrativa creada por aquellos que no desean que la cooperación China-África se acelere.
La organización caritativa británica “Debt Justice” publicó un informe que cita datos del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y otras instituciones y que afirma que los gobiernos africanos deben tres veces más deuda a prestamistas privados occidentales que a China, y que se les cobra el doble de intereses. Wang citó datos del Banco Mundial, los cuales muestran que de los US$ 696.000 millones de dólares de deuda externa de 49 gobiernos africanos de los que se tienen datos, aproximadamente tres cuartas partes se deben a instituciones multilaterales y a acreedores privados no chinos.
“Debt Justice” descubrió que para los 24 países africanos con las cargas de deuda más altas, se prevé que la proporción promedio de sus pagos de deuda externa de 2022 a 2028 a los acreedores privados no chinos y a los acreedores multilaterales sea entre 32% y 35%, respectivamente. “La tasa de interés promedio de los préstamos de los acreedores privados occidentales es casi el doble que la de los prestamistas chinos”, dijo Wang.
China
La decadencia de EE.UU. y el ascenso de China son tendencias de larga duración, estructurales, que pueden demorar más o menos tiempo en concretarse pero resultan, digamos, inevitables. La segunda cuestión que va quedando meridianamente clara, es que una guerra entre potencias nucleares es posible, con todas las terribles consecuencias que tendrá para la humanidad y la vida en la Tierra. Nunca hubo una transición hegemónica sin guerra.
Datos sobre estas tendencias, que destacan el dominio de China de las tecnologías de la revolución industrial en curso (como la inteligencia artificial, las redes 5G y la computación cuántica, entre otras), lo que representan algo similar al dominio de EE.UU., un siglo atrás, de la organización científica del trabajo, la adopción de los avances tecnológicos de la época y su aplicación al arte de la guerra.
El ex primer ministro británico Tony Blair afirmó que la era del dominio occidental del mundo llega a su fin. Durante su discurso en un acto de la Fundación Ditchley, Blair comentó la situación actual del mundo y dijo que la crisis ucraniana había provocado un cambio mundial. “Se acerca el fin del dominio occidental en la política y la economía. El mundo se volverá al menos bipolar, posiblemente multipolar”, declaró.
También remarcó la creciente influencia de China como “segunda potencia mundial”, lo que nos indica que hemos entrado en un proceso de transición. Sin embargo, existen tres principales diferencias respecto a las anteriores transiciones, o sea la decadencia y el ascenso de nuevas grandes potencias. La primera es que la potencia decadente depende de la ascendente, porque sus economías están entrelazadas. Por ejemplo, la enorme frustración de Boeing, cuando China acaba de comprar 292 aviones comerciales a su competidora Airbus. EE.UU. no puede prescindir de ese mercado.
La segunda diferencia es que estamos ante una transición que involucra regiones y naciones cuya población tiene diferentes colores de piel, que involucra una historia de colonialismo y racismo de Occidente contra Oriente, del Norte contra el Sur. Algo así no había sucedido en transiciones anteriores. La tercera es que no habrá un mundo hegemonizado por China, ni por EE.UU., ni por ninguna otra potencia. Nos encaminamos hacia un mundo multipolar, con varias regiones y hasta continentes oscilando entre uno y otro.
BRICS
Mientras EE.UU. y la UE siguen implementando “sanciones” contra Rusia y hay otras naciones que no siguen sus dictámenes; el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) avanza en programas de desarrollo, de integración económica y de comercio beneficioso para sus miembros. Este grupo forma una asociación económico-comercial intergubernamental informal, no militar, cuyo objetivo es reforzar la cooperación multilateral.
Datos del Banco Mundial indican que los integrantes del bloque representan a nivel mundial, el 43% de la población del planeta, el 25% del Producto Interno Bruto mundial, más del 18% del comercio global y el 28% de extensión territorial. En los últimos años, varios países han expresado su deseo de integrarse en este mecanismo de cooperación, lo cual elevará su representatividad e influencia.
El presidente de Argentina, Alberto Fernández, en una alocución virtual a la Cumbre, solicitó la incorporación de su país al BRICS. También la República Islámica de Irán pidió que se le aceptara como miembro del Grupo. La opinión de los actuales miembros fundadores es que ambos países son “candidatos dignos y respetables” y que “el proceso preliminar ha arrancado”. También han declarado su intención de incorporarse a los BRICS: Arabia Saudí, Egipto, Nigeria y Turquía.
Ucrania
La financiación estadounidense a Ucrania en el futuro puede cesar debido a la inestabilidad económica y política en EE.UU., según “The Economist”. El artículo indica que en los círculos políticos demócratas se está gestando un descontento por el enorme gasto en apoyo a Ucrania tras la aprobación del presupuesto de US$ 40.000 millones de dólares en mayo.
“La ayuda a Ucrania está destinada a durar hasta el final del año fiscal, el 30 de septiembre, pero nadie sabe con certeza cuándo se acabará el dinero”, destaca la publicación. Basándose en ello, “The Economist” sugiere que el apoyo estadounidense a Ucrania se verá afectado por tres factores.
El primero es la configuración del Congreso tras las elecciones de medio mandato en EE.UU. Si los republicanos recuperan una o ambas cámaras, ¿qué facción del partido tendrá la ventaja?, pregunta la publicación. El segundo factor es el grado en que los aliados europeos están dispuestos a seguir ayudando a Ucrania para enfrentarse a Rusia.
“Quizás la mayor consideración sea el tercer factor: el progreso en el campo de batalla”, analiza “The Economist”. Si el gobierno Biden puede demostrar que Ucrania está ganando, será más fácil conseguir apoyo. Pero las fuerzas ucranianas siguen estando superadas y a la defensiva, cuando no en retirada, indica The Economist.
La crisis interna en el gobierno de Ucrania se manifiesta con las acusaciones de Zelenski al jefe de los Servicios de Inteligencia (SBU) y a la fiscal general del elevado número de colaboradores con Rusia en los poderes del Estado. Zelenski concretó que 651 personas están acusadas de facilitar información al enemigo, el Ministerio del Interior elevaba la cifra hace un mes a 700. Los ceses ordenados por Zelenski en posiciones clave no son nuevos. El presidente comenzó en abril un proceso de destitución contra dos generales del SBU, el antiguo responsable de asuntos internos del organismo y el exjefe de los servicios secretos en Jersón. En junio fue detenido un alto funcionario que trabajaba en el Consejo de Ministros, sin que se hiciera pública su identidad, acusado de traición.
Gas
La empresa rusa Gazprom comunicó a sus clientes en Europa que no puede garantizar el suministro de gas debido a circunstancias “extraordinarias”, lo que representa un desafío económico a Occidente. UNIPER, el mayor importador de gas ruso de Alemania, fue uno de los clientes que recibió la carta, agravando, de esa manera, una crisis energética que corre el riesgo de sumir a Europa en la recesión. “Esto parece un primer indicio de que el suministro de gas a través del gasoducto Nord Stream 1 (NS1) posiblemente no se reanudará una vez finalizado el mantenimiento de 10 días”, declaró Hans van Cleef, economista senior de energía de ABN Amro. Lo cual indica el siguiente paso en la escalada entre Rusia y Europa/Alemania. El suministro de gas ruso ha disminuido a través de las principales rutas, entre ellas la de Ucrania y Bielorrusia y la de Nord Stream 1 bajo el mar Báltico.